jueves, 10 de junio de 2010

El papel del Psicólogo en el Ambito Psiquiátrico


Por. Edgar Márquez

He de hablar hoy sobre un tema que me ha interesado por ser parte de él en algun momento de mi disciplina en la carrera, pues hablaré del rol del psicólogo en el ambito psiquiátrico, en que presisamente se ve un trato particular con el paciente interno en una institución, donde por ser un lugar médico, la cura va enfocada al bienestar del cuerpo. "un buen psiquiatra se involucra con el caso de su paciente sin involucrarse con la personalidad misma" (1)
. Aqui se objetiva respecto a esta cuestion de la moralidad y la omnipotencia del psicoterapeuta, refiriendome sobre el papel que juega el psicologo en sí, su trato hacia el otro, su lugar ante el otro, sin prejuicios hacia el médico psiquiatra.


En una ocasión yo esperaba a un paciente dentro de una oficina de consulta externa, en ese lapso viene una persona a requerir consulta en el hospital porque se encontraba en estado de ansiendad y necesitaba a alguien rápido, en esa misma oficina se encontraban algunas secretarias y un doctor al cual le preguntaron ¿que alternativa habría en estos casos?, ya que él se tenia que ir dice: "¿pues que quiere que le diga?, que solicite una cita y venga otro día, o mandelo a psicoterapia (señalandome de forma despectiva)." Al retirarse, el doctor sabía quien era el paciente, que su problema era abuso de sustancias pero que esa persona no necesitaba que se le recetara medicamento sino que fuese a otra institución a que le ayudarán con su problema. Mi cita había llegado poco despues de esto. Lo que me hace pensar es lo siguiente: ¿tenía que ser de tipo farmacologico para que pudiese atenderse? o ¿en que estado debe llegar la persona para ser atendida? y sobre todo ¿en las manos de quien? Quizá por la cuestión de politica en donde debe haber un orden (hacer filas, esperar turnos, llenar formas) tambien pone al profesional de la salud en esa línea de seguir las leyes, o ser regído por ellas, incluso aún, perversamente utilizarlas al beneficio de evadirlas. Me detengo para enfatizar algo, en esta expresion anterior "o mándelo a psicoterapia", como si nuestra labor solo fuese eso, alguien que salga al rescate de lo deshechado, haciendo del sujeto una cosa, sin embargo, era alguien que no buscaba calmar su ansiedad en el fármaco, sino en la atención, y aún asi su valor en el acto de buscar ayuda, su solución fue peor que el problema, aquí se reafirma la frase incluida en la introducción: el doctor sabía del caso, no del tipo de necesidad, por eso se dio la libertad de rechazarlo.

Quizá hasta ahora he planteado la parte moralista pero creo que es importante, la ética también recae en las posibilidades que se tiene de un desempeño propio y no de lo que se contrapone a ello.

En este sentido con pacientes psiquiatricos al decirse que está loco, solo se señala algo compartido, porque ese paciente tambien siente, y nos habla en su delirio, en su alucinación, en esa misma "locura". Así que demanda algo más que una pastilla y la tranquilidad de su ansiedad, pues no es el órgano quien habla y padece, es lo que simboliza y se produce, pues el cuerpo tambien posee un lenguaje; sería como enmudecer parte de ese discurso dado, porque eso es lo que hacemos, escuchamos un discurso, es ahí donde el psicólogo presta su oído y no como el de un amigo consejero, sino como un espejo de quien va viendo en sí mismo partes ciegas de las cuales no se habia percatado, de lo que se resiste saber. Esta forma de trabajar es para dar la oportunidad de que encuentre sus propias razones, sin de antemano decirle lo que debe hacer, porque eso es lo érroneo. No estamos para corregir, estamos para guiar algo de lo cual el mismo paciente se forma. He ahí la manera de nuestra intervención. Y del otro lado, claro está, que el lugar del psicólogo no debe enajenarse de lo humano que es poder ayudar a esa persona en una relación empatica con el paciente. Si algo tiene la psicoterapia individual es perderse con el otro, y no en la mera problematica del paciente, sino en el entendimiento de su padecer, pues ¿como darle un libro a quien no sabe leer?, se debe apreciar eso que no sabemos porque "al fin de cuentas" quien posee ese saber es el paciente mismo. "
está claro que el analista debe aportar su humanidad, su manera de vivir, de escuchar, de recibir lo que le es dicho. Lo que le es adjudicado, lo que se le exige y lo que se le ruega. Esa humana respuesta parece ser del orden del deseo. Solo el ser humano desea ser deseado y se da a si mismo una estrategia que tenga en cuenta que está frente a otro ser humano que hace lo mismo" (2).

Ante todo esto es pisar un terreno tan delicado que estar siempre sobre esa delgada linea que separa lo subjetivo de lo objetivo. Y aunque lo objetivo siempre es subjetivo,como diría Erich Fromm en el arte de escuchar: "Lo esencial de la cura psicoanalitica está en el mismo choque provocado por el enfrentamiento sobre lo irracional y lo racional de la personalidad". Se refiere a una forma de conocerse a si mismo partiendo de "no pensar sino hablar".

Se ha fijado nuestra labor a partir de la observación y una escucha a lo que nos dicen. A eso me refiero a que somos el espejo del otro, el rebote de lo dicho a lo no dicho, dando énfasis en lo individual, porque reitero, es dar un curso a lo que se está haciendo, en promover o realizar métodos para una mejor función, sin por ello tener la última palabra o la solución de un papel omnipotente.

Y respecto a la psiquiatría, no he de desvalorizar su trabajo en la salud mental, y no es en dado caso el psiquiatra el que pudiese ser criticado, ya que no dudo que haya psiquiatras dedicados a su labor, tal vez en este caso sea la historia de la psiquiatría, la cual se ha ganado su reputacion a partir del oscurantismo que vivió el siglo pasado por su técnica un tanto ortodoxa que fue (es) considerada inhumana hacia el "enfermo" mental.

El enfermo existe a partir de una clasificación, de una nomenclatura de conceptos y tecnicismos que designan un padecer; de darle un nombre a eso que se sufre, dejando a un lado a un sujeto como propio y por ende poniendolo atrás de una etiqueta. Braunstein refiere lo anterior así: "
Una clasificación internacionalmente aceptada, reconocida, utiliazada y enseñada no es por fuerza, una buena clasificación".

C
on esto se da la diferencia de una normalidad la cual se distingue a partir de una mayoría, de lo que remite una ley, como aquello que mencioné al principio sobre la politica de una institución, sobre poder seguir las reglas o ser regído por ellas, en la libertad de expulsar o recibir a una persona, quizá a veces eso separa de lo humano, si se arriesgara a salir un poco del sistema también se tendría la posibilidad de hacer ver que no somos parte de una burocracia, no pretendo ligar a una ideación mesiánica de hacer todo por las personas que requieren ayuda, pero si poder voltear a esas cosas que estan a nuestro alcance, y al igual como con aquello que parece inquietante, incomprensible, contratransferencial. Poder dejarlo en manos de alguien más, sin que haya un temblor en el propio orgullo.

A partir de lo antes escrito, he de decir que la experiencia vivida como prestador de servicio social en dicha institución fue muy enriquecedora pero lo que hay que poner en foco y que pudiese señalarse es que a veces en ese tipo de instituciones psiquiatricas donde lo privado se vuelve de orden público, que por ende se vuelve un discurso loco, una queja sin valor, un sonar desquiciado en las palabras de los pacientes internos, el psicólogo en el ámbito psiquiatrico tiene mucho que hacer, una escucha que ofrecer hacia el lenguaje que se pierde en lo incoherente por su etiqueta de enfermedad. Hasta aqui solo abarqué un espacio de lo que la clinica hace y sobre esa ética que el psicoterapeuta institucional puede lograr a partir de trabajar con un deseo.






Bibliografía
(1) Moguillansky, C ¿Que entendemos por presencia del analista? (2008) Editorial Paidos, México 2008
(2) Fromm E. El arte de escuchar (1980) En obras Completas. Editorial Paidos, Mexico (2000)
(3) Braunstein N. Psiquiatria, teoria del sujeto psicoanalisis (Hacia Lacan) (1980) Fondo de Cultura Economica, México 2000





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