“Si dices la verdad, no tendrás que acordarte de nada”
Mark Twain
Bien se ha dicho que todas las personas mienten, frase que
incluso hemos escuchado reiteradamente en el personaje de Dr. House cuando en
cada capitulo de la serie destapaba a sus pacientes temerosos de sus
antecedentes, respecto a su enfermedad o conflicto individual. En ese sentido, se
nos aparece una verdad tan clara como la existencia de la mentira, que nos hace
saber que no es raro ni de imaginar, pues quizá la mentira pudiera ser el
rasgo más natural del ser humano, que utiliza para protegerse o defenderse de
su propia responsabilidad y que deliberada o no, es algo que se moldea para no
ser presa del juicio que lo ponga en foco de error.
En ello, la mentira más que trasformar/inventar una
información diferente a lo que es, es solo ocultar la ya existente, y suele
fallar porque se falsea de un momento a otro con el lapsus que sostiene el acto
y discurso dado, dejando ver algo más de lo que se quería mostrar. Y algunas de
esas proyecciones deshabilitan la intención voluntaria, que inconscientemente deja
en relieve una verdad inevitable. La mentira siempre es decepcionante para el
otro porque se rompen ideales e ilusiones y en el caso del pecador solo pone en
marcha lo que no puede sostener.
Por otro lado ser sincero (“sin-cero”)
radica en ser transparente, dar a conocer
francamente lo que falta y a la vez todo
lo que hay; hasta aquí el lector
podría decir ¿Qué tiene que ver con las
privaciones? Por lo anterior lo que quiero apuntalar es que todos vamos en
función del deseo, en general, las muestras de amor son sinceras ante una
persona o grupo en particular justamente porque les damos un lugar importante,
porque también llenan faltas y se juega algo compartido, el día que ya no se
logre tal necesidad se volverá indiferente, vuelve a ser parte
inanimado del paisaje, hoy en día la sinceridad solo cabe en mayoría como algo que se
cataloga, si siguiéramos el principio del arte de amar no se limitaría a un
solo afecto con alguien solo porque nos lo demuestre sino ese mostrarlo
de igual manera a todos fundado en el respeto y reciprocidad, sin embargo en
este entorno social donde siempre vemos a beneficio propio lo hace complicado porque
se malinterpretan los afectos demostrados. Y en este artículo hablaremos solo desde
lo cotidiano, lo que vemos y no vemos, que sabemos pero queremos negarlo. Alguna vez escuche sobre las capas de nuestro
entorno social; y vemos que partimos de una esencia global (el mundo), después una
institucional (escuela, trabajo) le sigue lo comunitario (vecinos-amigos), la
familia (padres, tios,primos) lo parietal (pareja) y por ultimo el yo, en esas
fases de relación nos vemos ligados a un sin fin de modalidades de contacto y dirección
con los demás. De esa forma todos sabemos de antemano que no te portaras con el
vecino del mismo modo en que lo haces con tus padres, de los amigos con tus
hermanos o tu pareja, nos desenvolvemos dependiendo de la situación, nos
manejamos a partir de una educación en la cual consiste en servir, disponer y
sobresalir; porque así logramos ser aceptados en algún circulo. De este tipo de
situaciones deviene lo que en psicoanálisis se observa en algunos discursos y preguntas
que llevan al paciente neurótico a la consulta: ¿Quién soy yo? Porque digo,
jugamos varios roles en la sociedad y a la vez no sabemos el propio, y por ende
también lo conocemos, pero con toda la gente actuamos corruptamente a deseo y
conveniencia ya que siempre esperamos algo a cambio.
Quizá esto del yo siempre tiene su lugar en lo privado, no
cualquiera puede verlo y a veces no se quiere demostrar. Es como ese ejemplo
del sanitario: Por más que la gente conozca escuchar tus “pedos” o tu cuerpo, no por
eso vas a dejar la puerta abierta, en primera porque tiene que ver con lo
pulcro y segunda porque simplemente es un asunto privado, necesitas tu tiempo y
espacio ahí para ese momento, es de una
forma similar como funcionan las relaciones interpersonales, por más que la
gente sepa que tienes un problema, no se les demuestra abiertamente, tal vez se
juegan los mensajes ocultos como todo buen síntoma que aflora por lo externo,
resistiéndose a no ser visto pero si el imaginarlo, histéricamente una
necesidad rebasada por el orgullo en defensa (“puedes ver pero no tocar”).
Otro de los factores que intervienen con lo privado es que
irónicamente, se quiere privar de algo propio o al menos, que se pretende destapar
sigilosamente; por ejemplo, me causa gracia el hecho de que se pone un sin fin
de ideas en Facebook y se atreven a decirlas con entonación de sarcasmo porque
igualmente están y no están presentes, así que su nivel de responsabilidad es endeble ya que así se pueden limitar a
decir: es broma, "es show”, no implica una presencia sino solo una
embarrada; dicho sea de paso el “postear” el prefijo “post” ya viene de algo
elaborado no es espontáneo, “hablo después de…”.
Es por eso que de esto (lo privado); Para el psicólogo es de
gran importancia y tiene una gran función con la sociedad, con nadie puede
tratarse esos asuntos tan propios como con nosotros que nos dedicamos a esto,
vivimos en un mundo de estereotipos, que es cansado estar fingiendo todo el
tiempo, se llega a un punto en que nos desconocemos del todo, y al ir en busca de
una introspección de si mismos, el profesional de la salud nos tiene ese gran
develamiento por medio de la palabra y el silencio, del cual también como
sujetos somos parte. Lo que callamos, lo que hablamos, repetimos, olvidamos,
soñamos y sobretodo que mentimos o
fingimos.